sábado, 17 de enero de 2015

Los vitwingos.


A falta de tiempo para escribir, y para dormir, ducharte, cagar y respirar, aquí va a modo de testimonio de la existencia de ésta, una rubia desquiciada trimadre, un fast post, o lo que es lo mismo un post escrito cagando ostias entre toma de gemelo e idea de bombero de Jomío.
La estampida de rorros se dio mediante esparcimiento de entrañas de rubia sobre mesa quirúrgica (aka cesárea). Los pimpollos nacieron bien y gritando como dos gorrinos en la matanza. Todo fue muy rápido, o eso dicen, a ti se te hizo largo de cojones.

Al terminar y sacarte de quirófano un montón de desconocidos se acercaron a darte la doble enhorabuena, ahora bien ni rastro de tu familia, se habían ido todos a desayunar a la cafetería y a brindar con cava, una enfermera tuvo que llamar a tu marido al móvil que se personó con cara de susto, risa histérica y enfundado en un traje verde lima dos tallas más pequeño, muy normal todo.
 
  
El aterrizaje en casa bien, bien estresante. Muchas tomas, muchos cambios de pañal, mucho caos y pocas horas de sueño, como toca :-)
Jomío lo está llevando dentro de la normalidad, con sus "momentitos", como cuando vino a la clínica a conocerles y tras preguntar diecisiete veces "quién es éste" se acercó a uno de ellos y dijo muy serio: "Que bonitos son mamá. Nos quedamos a éste, me gusta más."

Los enanos son tan eso, enanos, pequeñitos, vulnerables y frágiles que de repente a  Jomío lo ves resistente, irrompible y waterproof. Pero es cuestión de tiempo que estos sean como él, apuntan maneras a chicarrones, a auténticos vikinguitos, son tus vitwingos y os tienen a todos totalmente dominados y embelesados con sus ruiditos de amor y sus plastas de medio kilo.